El coche es uno de los lugares en los que más tiempo pasamos durante las vacaciones, por este motivo, hacer de él un espacio agradable nos ayudará a disfrutar de los viajes con mayor comodidad.
Uno de los elementos que debemos tener en cuenta es el olor que nos encontremos en su interior. Aunque parezca algo accesorio, el ambientador de nuestro vehículo es clave. Debe ser agradable pero no excesivo, sobre todo para evitar el malestar que en ocasiones provocan los aromas fuertes.
En el mercado existen multitud de productos, desde aerosoles a líquidos o los típicos acoplados a la rejilla de ventilación. Dependiendo de la comodidad o del espacio disponible en nuestro vehículo podemos seleccionar un formato u otro.
Los ambientadores en aerosol suelen ser efectivos en el momento de utilizarlos, sin embargo dejan de desprender olor al cabo de unos minutos. Esta es una opción muy buena para momentos puntuales, por ejemplo, cuando entramos al vehículo. Para intentar alargar su duración un truco infalible es pulverizar sobre las alfombrillas o la tapicería, así se impregnará y durará más tiempo.
Por su parte, aquellos que se sitúan en la rejilla de ventilación dispersan de manera constante la fragancia, ya que dependen del aire que entra al interior del vehículo. Si en nuestra familia hay algún miembro propenso a los mareos, esta opción puede ser negativa, ya que a muchas personas puede resultarles demasiado intenso.
La elección de fragancia puede ser el proceso más complicado, debido a la variedad que las distintas marcas ofrecen. Podemos encontrar distintos aromas, dependiendo de nuestros gustos, desde florales o frutales, a otros más exóticos como colonia de bebé o inspiración marina.
Para entretener a los pequeños podemos también preparar nuestros propios ambientadores caseros. Con algunas hiervas aromáticas como lavanda o romero y añadiendo escamas de jabón podremos conseguir pequeñas bolsitas aromáticas. Una solución muy económica que seguro nos resultará de lo más efectiva.
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